Algunas frases de Guillermo Silveira
Soy más que nada un hombre de búsquedas, de encuentros y hallazgos. Busco los arrabales, las viejas y desvencijadas estaciones de ferrocarril.
La pintura me ha llenado de satisfacciones, tristezas, alegrías, desengaños, incomprensiones muchas veces, porque soy un hombre que en el campo del arte sale a pecho descubierto, y esto no todo el mundo lo entiende.
Este mundo super civilizado nos está engullendo a todos. El pájaro como expresión de la libertad, la estrella como muestra del espíritu del hombre, y la flor como mejor exponente de la naturaleza son tres símbolos que, a poco que nos descuidemos, habrá que hacerles una especie de réquiem. Sin darnos cuenta de ello, cada vez están más lejos de nosotros.
Flores, pájaros y estrellas nunca me digáis adiós.
Lo que en realidad pretendo es tratar de darme un mensaje yo mismo y comunicarlo a los demás, si es posible, para encontrarme con la satisfacción moral de haber creado una obra pura y de contenido universal, trascendente pero sencilla, sin profetismo y sintiéndome humilde como los seres que he creado en ella. Esta es mi pintura no figurativa, no social, no política, sino humana, sentida y compartida, al menos, en lo espiritual y con el corazón, concebida y ejecutada con los sentimientos más profundos.
Un violín y su cuerda rota, un carromato de circo y unas almas tronchadas y errantes, desgarradas y partidas tienen algo sublime, como también tienen significado trascendente un remolino de papel, un mendigo, la música o la felicidad nacida de la nada. Y es que todos los adelantos y el consumo no valen nada sin la esperanza, la humildad, el trabajo, la fidelidad, la caridad y el prójimo.
No soy, ni mucho menos, un pintor de prisas. Sueño días y días con el cuadro, lo voy gestando con una lentitud pasmosa, lo padezco y estudio en sus mil variedades y, luego, en mitad del camino viene el parto.